
Santa Cruz de La Palma, a 15 de octubre de 2014.- El Diputado del Común, Jerónimo Saavedra, ha querido sumarse a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Rural, que fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el fin de reconocer «la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural» y que se celebra desde 2008 cada 15 de octubre.
Jerónimo Saavedra ha destacado el papel que históricamente ha desempeñado la mujer en el ámbito rural de Canarias, favoreciendo con su trabajo silencioso y muchas veces ni siquiera remunerado, no solo el desarrollo de su entorno más inmediato o familiar, sino a la consolidación de la comunidad y la promoción de una cultura tradicional que sin su saber hacer se hubiera perdido definitivamente.
«Mujeres que con su esfuerzo abnegado han sacado familias adelante y que han permanecido en el mayor de los anonimatos, pese a realizar una contribución de gran valor y ejemplar a la sociedad. En muchas ocasiones incluso asumiendo la absoluta responsabilidad sobre la familia, cuando la emigración llevó a su pareja a buscar en tierras lejanas lo que el lugar de nacimiento no permitía. Un fenómeno que hoy, lamentablemente, vuelve a estar presente en nuestra tierra con la emigración obligatoria de muchos jóvenes que se ven impedidos encontrar una salida laboral en otros países», destacó Saavedra.
El Comisionado Parlamentario destacó también que en este marco de crisis económica en Canarias hay mujeres que están volviendo su mirada hacia el campo como una oportunidad ante el páramo que dibuja el mercado tradicional de trabajo en las Islas. «Acompañarlas en ese proceso, facilitar el desarrollo de la actividad y la integración en el medio debe ser también un compromiso de las instituciones públicas con la mujer», sostiene Saavedra.
El Diputado del Común defiende la importancia de visibilizar la situación de estas mujeres, que en cierta manera han vivido tradicionalmente una doble marginalidad, que todavía pervive en algunos contextos, porque a la condición femenina, hay que sumar la del hecho de pertenecer a un medio que se ha minusvalorado injustamente en determinados ámbitos sociales.
Reconocer el papel económico y sociocultural trascendental que han jugado y siguen desempeñando en la actualidad, promocionar sus derechos y garantizar todas aquellas medidas que contribuyan a tener el máximo bienestar y una vida digna a aquellas mujeres que viven en el ámbito rural debe ser, a juicio del Diputado del Común, un deber de la Administración pública «por hacer justicia con estas personas que han dado tanto a cambio de esperar nada».